Una agroempresa que continúa solo por la fortaleza de las generaciones que la lideran
En los meses de verano, los hijos de Fulgencio Rodríguez Hernández – fundador de Rico Banana – se paseaban entre las hojas, las flores amarillentas y los racimos de guineo, y bajo el sol y la sombra de la finca bananera, como cualquier otro empleado.
“Madrugábamos, montábamos las mangas de riego, nos íbamos a la empacadora a sacar flores de las manos, nos montábamos en el tractor con alguno de los choferes para ayudarlos en lo que fuera. Las mismas horas de trabajo de los empleados eran las horas de trabajo de nosotros”, recordó el hijo mayor de la familia Rodríguez, también llamado Fulgencio.
Los días de la familia Rodríguez se enfocaban en las tareas de la finca y todo lo que debía lograrse para continuar con la empresa familiar. “Siempre estuvimos, como quien dice, cerca de la agricultura. Estudié otras cosas que no tienen que ver con la agricultura, pero seguimos bregando con el mismo proyecto que desde un principio mi abuelo tuvo, después fue mi papá, y ahora somos nosotros los que estamos bregando en esto”, detalló Fulgencio Jr., actual presidente de la empresa.
Desde las instalaciones principales en la antigua Central Azucarera Rufina en Guayanilla, Rico Banana siembra, cultiva, lava, empaca, madura y distribuye una de las frutas más tradicionales en Puerto Rico: el guineo.
Los comienzos de Rico Banana se remontan a hace más de 48 años, cuando Fulgencio Rodríguez Hernández y su padre se desenvolvieron en la industria bananera. Fulgencio describe las tareas de la finca como un proceso más rústico, arduo y sacrificado.
“En aquella época no había plantaciones a escala comercial como las que tenemos hoy día, y se sembraba el guineo junto con el café”, expresó el fundador.
Comenzaron con Empresas Puertorriqueñas Agroindustriales, una finca de 200 cuerdas en Arecibo, pero enfrentaron un problema de contaminación dado al fungicida Benlate 50DF que les afectó toda la plantación. “Nos echó la plantación al suelo. No pudimos recuperarla”, contó Fulgencio padre.
Luego se relocalizaron de pueblo y de finca para apoyar la producción de un amigo de la familia, y así continuaron hasta que “llegamos aquí y emprendimos un negocio en una finca que no era nuestra porque estaba embargada por el U.S. Marshals”, añadió.
En el 2014 tuvieron la oportunidad de comprar la finca de 238 cuerdas que hoy día conocemos como Rico Banana. “De ahí en adelante hicimos unos cambios bien sustanciales. Prácticamente en 6 años nosotros revolucionamos lo que es Rico Banana”.
Todo por un producto de excelente calidad
La familia Rodríguez se ha destacado por enfocarse en la innovación y eficiencia dentro de su producción agrícola. “Todo lo que es para el beneficio de la calidad del producto y la eficiencia es bien importante en un negocio como el que nosotros tenemos.
Si no hubiese mucha tecnología, como la de hoy día, estuviésemos trabajando a menos capacidad, posiblemente, y no tendríamos la calidad del producto que nosotros tenemos en el mercado ahora mismo”, expresó el fundador y actual asesor de la empresa.
Al presente, entre los elementos de innovación en la producción, se encuentran:
Sistema de transporte por cable:
La fruta que se cosecha en la finca se transporta mediante un sistema por cable para asegurar que el producto llegue hasta la empacadora en excelentes condiciones.
Sistema de maduración:
Importadas desde Italia, cuentan con más de 10 neveras con lo último en tecnología de maduración, y de rango mundial. Con este sistema completamente computarizado y único en Puerto Rico, precisan el ciclo de maduración para que la fruta que llega a los supermercados y puntos de ventas sea del completo agrado del consumidor, preservando su sabor, calidad y vida útil.
Placas solares:
Rico Banana se nutre 100% por un sistema de placas solares. Lo que podía representar un costo de $6,500 a $7,000 dólares mensuales para el pago de la energía eléctrica, ahora equivale a $0.00, puesto que se sustentan de energía renovable.
Así como Rico Banana ha seguido prácticas innovadoras y eficientes para lograr que en las mesas de frutas de sus principales clientes haya un producto de excelente calidad, también ha visto su producción agrícola bajo el agua, las nubes grises y en la cuerda floja.
Lluvias, vientos y los retos de la cosecha
Cuando la familia Rodríguez visitó su finca bananera luego del paso del huracán María, lo menos que había eran guineos de la calidad que los caracteriza. Los fuertes vientos e interminables lluvias habían acabado con gran parte de su cosecha.
Aferrados a las plantas que aún guardaban sus raíces bajo tierra, intentaron recuperar la plantación y casi levantan alguna de ella, pero no hubiese sido una producción organizada porque no existía sucesión. Hubiesen tenido unos desbalances de cosechas con picos muy altos y caídas demasiado notables.
“Este tipo de negocio requiere que tú tengas frutas todo el año. Aquí se cosecha todo el año. La mesa del supermercado siempre debe tener guineo”, detalló Fulgencio padre.
“Tuvimos que volver a tumbar la plantación y empezar a sembrar de cero para poder hacer un proyecto bien hecho, y tuviéramos rendimiento y mayor producción”, detalló el presidente de la empresa.
Aún cuando era una decisión complicada y había quienes pensaban que la idea de tumbar lo poco que quedaba en la finca era de locos, la familia Rodríguez tomó el control, se vistió de valentía, y juntos enfrentaron el reto de volver a comenzar.
Empezar de cero luego de más de 3 años de producción
El proceso de recuperación tomó un año y 5 meses de determinación, sacrificio y empeño. “Nosotros empezamos a sembrar el 16 de abril de 2018, y sembrábamos 5,000 plantas semanales – 5 cuerdas a la semana. En noviembre terminamos de sembrar la plantación. Se hizo un programa con agrónomos, un programa de siembra y un programa de producción, y nos salió al dedillo. No fallamos en eso, gracias a Dios. Tuvimos esa visión y salimos adelante”, compartió Fulgencio.
Además de recuperar la producción – que fue inexistente en el 2018 – tuvieron que reconquistar los negocios con los supermercados, y reestablecer procesos internos y prácticas de cultivos para fortalecer su producción agrícola. Veían el camino formarse y la tierra robustecer, pero ahora enfrentarían la enorme falta de manos agrícolas decididas a laborar por el sustento del país.
Un reto constante: la falta de mano de obra
“No venían a trabajar y estábamos rompiéndonos la cabeza porque ya había unas prácticas de cultivo en el campo. Tuvimos que eliminarlas porque no teníamos el personal para hacerlas. Se nos atrasaron áreas en la finca”, detalló el fundador.
Para poder cumplir con las funciones de la empresa y reconociendo que las labores en la finca son sacrificadas, y requieren empeño y trabajo fuerte, Rico Banana busca mejorar continuamente los incentivos de sus empleados. Aún así, en numerosas ocasiones, los propietarios se enrollan las mangas y se unen a las líneas de empaque y distribución. Todo por continuar con esta producción bananera de generaciones.
Un nuevo amanecer, un nuevo sueño, un nuevo reto
A pesar de los infinitos retos del camino y las veces que pensaban haberlo perdido todo, darse por vencido no estaba entre las opciones. “Es que ni por la mente se puede pasar una cosa como esa, mis hijos dependen de esto y es una responsabilidad [enorme]”, confesó Fulgencio con la voz quebrada y ojos llorosos.
Enfrentar “las altas y bajas que tiene la agricultura, por las circunstancias del tiempo, las tormentas y todas esas cosas, nos ayudó de alguna forma a crecer y a ponernos resiliente en esto, a no claudicar, y a seguir adelante no importa lo que ocurra”, expresó Fulgencio. Rico Banana y la familia Rodríguez tienen una sola dirección: hacia adelante.
Confianza en el futuro de la producción bananera
Fulgencio agradece el apoyo y la confianza que ha recibido de parte del equipo de Puerto Rico Farm Credit. “Le tengo que agradecer a Puerto Rico Farm Credit porque confió en nosotros y creyó en nosotros, por que pensaban que yo estaba loco”, compartió Fulgencio.
Para nosotros en Puerto Rico Farm Credit es de gran valor poder formar parte del apoyo directo de las agroempresas puertorriqueñas, y su camino y crecimiento de generación en generación. Ver su éxito es nuestra recompensa.