Tabletas, drones, aplicaciones de datos, sensores, robots y geocodificación… La tecnología que nos es tan familiar en la oficina, casa, salón de clases o bolsillo, sigue ganando más “terreno” en nuestros campos. Se ha convertido en aliada para los agronegocios en crecimiento y para quienes impulsan una agricultura sostenible.
Resulta impresionante cómo la tecnología sigue revolucionando la forma en que operan las fincas, ayudando a los agricultores a lograr mayores eficiencias, reducir costos, aumentar precisión y planificar, reduciendo el impacto al medio ambiente. Por eso, más empresas agrícolas están aprovechando estos avances en sus operaciones.
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En un blog anterior compartimos algunas de las mejores prácticas para contribuir a una agricultura sostenible, que se resume en lograr un equilibrio entre el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente. El uso de tecnología agrícola responsable es una de esas prácticas recomendadas. También se le conoce como agricultura de precisión. Su integración en la industria a nivel global parte de la conciencia de que en las próximas décadas la población seguirá creciendo y, con ella, la necesidad de más alimento. Al mismo tiempo, ese incremento en producción evitará que se siga deteriorando la salud del planeta.
A nivel individual, esta tecnología permite desarrollar fincas inteligentes, con una mejor administración y más producción. Los sistemas de digitalización agrícola ayudan a reducir el uso de agua y fertilizantes, el consumo de combustible y la generación de carbono. Por eso, aquí te presentamos algunas de las tendencias en los procesos de digitalización de los campos para que consideres utilizarlas para beneficiar tus operaciones.
Inteligencia Artificial (IA)
Hablar de robots moviéndose por el campo suena a película futurista. Pero esta realidad está más cerca del presente que del futuro. La IA logra que estas máquinas robóticas asuman tareas que realiza el ser humano, como sucede desde hace años en los procesos de manufactura donde se utilizan para clasificar, empacar, sellar o acomodar productos. Aplicada en estos robots, la IA los hace capaces de cavar para colocar las semillas, desyerbar, recoger la cosecha y hasta ayudar a almacenarla. Otros artefactos, como los sensores digitales, monitorean los patrones de crecimiento de los cultivos, el movimiento del ganado, los datos del microclima y el nivel de pH del suelo.
Integración de la biotecnología
La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés) define la biotecnología como “la aplicación de la ciencia y la tecnología a los organismos vivos, las partes y modelos de los mismos, para alterar materiales vivos y no vivos en la producción de conocimientos, bienes y servicios”. En la agricultura, la biotecnología ayuda a desarrollar productos más rentables y de mayor calidad. A veces se utiliza para intentar reducir o erradicar las enfermedades en las siembras. Para el agricultor resulta de gran ayuda, pues trabaja en el desarrollo de productos resistentes a los cambios del clima y genera productos con niveles de nutrición más altos.
Uso de drones
Hace un tiempo atrás, los drones se hicieron accesibles para cualquier persona, ya fuera como juguete o un equipo para tomar videos y fotos aéreas. En las fincas, estos aparatos cumplen funciones sumamente convenientes. Sirven al agricultor para tener una visión general de sus terrenos, observar cuán saludables están sus plantas y monitorear el ganado, detectar plagas y recopilar datos de forma rápida. Reducen el tiempo de trabajo y la necesidad de mano de obra. Tiene, además, otros beneficios, como utilizarlos para mejorar la precisión en el riego del agua y la fumigación. Esto implica menos gastos en desperdicio del líquido y en los herbicidas, aparte de que reduce el riesgo humano a la exposición de estos químicos. Muchos de los drones se recargan con energía solar y tienen un rendimiento prolongado, por lo que reducen las emisiones de carbono.
Aplicaciones especializadas
Van en crecimiento el surgimiento de aplicaciones que permiten analizar datos y tomar decisiones sobre el cultivo y, por ende, el negocio. Existen, por ejemplo, aplicaciones de mapeo que sirven para comprender las variaciones en el rendimiento de los cultivos a través del tiempo. Esto ayuda a determinar la cantidad de fertilizantes y riego que necesitan las distintas áreas del terreno, y a hacer uso apropiado de estos. Otras aplicaciones permiten usar sensores digitales que monitorean el crecimiento de los cultivos, el traslado del ganado por el terreno, su nivel de pH y el clima.
Agricultura vertical
Este sistema de innovación agrícola ha demostrado ser muy efectivo principalmente porque permite al agricultor responder con más agilidad a la demanda de productos. Utiliza espacios más reducidos, controla y monitorea el uso del agua y fertilizantes. Al estar dentro de un ambiente controlado, evita que le afecten variables externas que usualmente amenazan la producción tradicional, como las enfermedades y condiciones climáticas.
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