El amor, la dedicación y el esfuerzo son el motor de esta agroempresa puertorriqueña.
En el barrio Dominguito en Arecibo se encuentran las vacas de la Vaquería Prudo Vélez Hijas, a quienes solo les falta una corona en su cabeza. “Aquí las reinas son las vacas”, declara Ada Nitza Vélez González, propietaria de la vaquería, sobre el valor que tienen estos animales para ella, su familia y sus empleados.
Ada aprendió sobre el trato amable, respetuoso y atento para con el ganado desde muy pequeña, pues comenzó con tan solo cuatro años en el mundo de la agricultura. Su padre, Providencio Vélez, le enseñó todo lo que él sabía. “A mí siempre me encantó criar gallinas, conejos, vacas… ¡de todo!”. Ella siempre disfrutaba todo lo que hacía junto a su padre, quien logró ser ganadero por cuenta propia hace 50 años cuando compró la finca de 145 cuerdas de extensión con una pequeña vaquería.
“Su sueño fue adquirir la finca y que quedara de generación en generación”. Ada Nitza
El sueño de Providencio fue adquirir la finca y que esta permaneciera de generación en generación para que la familia Vélez continuara el legado de producir para el bienestar de la Isla. Desde aquel día, Ada ha reiterado su compromiso, y aún luego de la defunción de su padre, cumple con su promesa de prolongar los trabajos de la vaquería.
“Yo me propuse hacer lo que él hacía, tanto en la producción de leche, como en la crianza de ganado”, compartió Ada, graduada de Administración de Gerencia en el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.
Hoy día, la finca cuenta con 425 cabezas de ganado que varían entre las razas bovinas Holstein y Jersey, y producen sobre 44,000 cuartillos de leche. Además, se enfocan en la crianza de novillas reemplazo y el cuidado de sobre 120 pastos mejorados.
El amor de tres generaciones
Ada vive enamorada de lo que hace diariamente, y así ha inculcado la pasión por la tierra y el ganado a su hijo y a su nieta. Su hijo, Ramón, estudió Agronomía en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez, y trabaja junto a su madre y empleados en las tareas diarias de la vaquería. Su hija de 11 años, nieta de Ada, disfruta pasar tiempo en la finca, y conectar con la tierra y los animales.
“Cuando estamos sembrando, le gusta venir a sembrar. Ella tiene gallinas ponedoras y conejos, y su meta es ser veterinaria. Para ella es bien importante visitar y caminar la finca, y explorar y observar los animales que hay aquí”, describió Ada con una sonrisa muy orgullosa de su nieta.
El amor y respeto por la tierra y los animales no se queda solo entre la familia, sino que también buscan cómo inspirarlo en los demás. Por esta razón, en muchas ocasiones, la finca ha sido sede de visitas grupales compuestas por niños con autismo y adultos con discapacidades. Ada recuerda con mucho aprecio la visita de un grupo de más de 120 niños, en especial un pequeño que nunca había hablado anteriormente y logró pronunciar sus primeras palabras junto a ella. Su vocación es tanta que, además, la vaquería funge como un laboratorio de práctica para estudiantes universitarios de distintos colegios y escuelas de Puerto Rico.
“El motor que nos impulsa a seguir trabajando es el amor; el amor que Dios nos ha dado, el amor que siente el agricultor en poder levantarse y llevar una producción al pueblo; el amor que uno le tiene a su familia; esa es la mejor motivación para continuar en esto”. Ada Nitza
Valiente agroempresaria ante los retos del camino
La industria agrícola está formada, en su mayoría, de hombres agroempresarios, y esto fue un reto para Ada en sus comienzos. Ser una mujer agroempresaria fue algo que la vida le regaló, pero, aun así, el proceso llegó con sus altas y bajas.
“Somos pocas las femeninas que estamos en esta empresa y se le hizo bien difícil, tanto a los compañeros como a la oficina, creer que uno sí podía dar la milla extra y sacar esta empresa adelante”. Ada sí ha dado la milla extra y lo continúa haciendo durante los pasados 22 años para poder mantener su agroempresa a flote.
Madre Naturaleza: uno de los retos más fuertes
No es secreto que las coordenadas de Puerto Rico influyen en la vulnerabilidad de la Isla ante sistemas atmosféricos como los huracanes. Luego de cinco años, Ada aún recuerda las interminables lluvias y los fuertes vientos del huracán María. “Nos destruyó parte de la sala de ordeño, tiró los cables y tuvimos que mover mucho para poder recuperar la energía, hubo muertes de animales, árboles caídos, cercas dañadas…destruyó muchas cosas que al día de hoy no se han podido arreglar”, detalló.
Las altas temperaturas del Caribe son otro reto muy grande para la vaquería. “Comenzando por la hora de calor porque la producción de leche depende de la temperatura que se encuentre en la finca”, explicó Ada. Por esto, se han enfocado en crear áreas con bastante sombra y aire fresco para el ganado. Pero, las complicaciones no se limitan a las situaciones naturales que han podido mitigar.
Hurto, escasez de materiales y mano de obra
“Uno de los retos que más nos ha afectado y todavía no hemos podido lograr la recuperación es la escasez de materiales, tanto de construcción como todo tipo de materiales que no llega a la finca. Con el COVID-19, la mano de obra ha escaseado, tanto en los empleados del “field”, como en personas que estén dispuestas a ayudarnos a reconstruir”, indicó Ada.
Ella también se ha visto en la necesidad de rodear la finca a las tres de la mañana para vigilar el área y evitar el hurto de su ganado. “Aquí hay mucho hurto de ganado y eso nos afecta muchísimo. Hay que tener mucha dedicación para eso (enfrentar y disminuir el hurto)”.
Los retos son muchos, pero el trabajo y la responsabilidad valen mucho más. Los trabajos en la vaquería son concurridos y requieren consistencia – 24 horas al día, 7 días a la semana, aun cuando hay retos y acontecimientos fuera de su control. El ganado vacuno, sin faltas, debe ordeñarse dos veces al día, sino podrían enfermarse con mastitis y otras graves consecuencias. Ada ha buscado distintas maneras para lograr subsistir y diferenciar su producción.
Factores diferenciadores
Perpetuar el trabajo generacional viene acompañado de la innovación y tecnología para mejorar y optimizar la producción, y asegurar el bienestar del ganado bovino. “Hay que optimizar todo lo posible. Hay que facilitarle el trabajo al empleado para que podamos alcanzar, en menos tiempo, la calidad que nosotros necesitamos”.
Algunos factores innovadores que han puesto en práctica son:
Los pastos mejorados
“Esta vaquería es pionera en los mejores pastos que hay disponibles. Lo hemos logrado con agricultura federal, agricultura estatal y el Colegio de Mayagüez, donde realizamos pruebas de los pastos que se producen para ver su calidad, todos los parámetros y la cantidad de pasto que producen dichas semillas”, explicó.
La finca fue galardonada como “finca modelo” en Puerto Rico y Estados Unidos por la calidad de los pastos mejorados para el alimento que se le brinda al ganado. Expertos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, y otros invitados, visitan esta vaquería para conocer sobre sus procesos y prácticas innovadoras.
El hotel para las crías
Para Ada “la limpieza es igual a salud”, así que, con el fin de proteger las crías, y evitar la propagación de enfermedades, construyeron una sala especial a la que le llaman “El Hotel”. Aquí todo está enchapado en Sterling Steel, las paredes cubiertas de lozas, el techo en zinc y los bordes superiores techados con una red para evitar la entrada de otros animales y así mantener la limpieza que les caracteriza.
La bitácora diaria – pesaje y estadísticas
“Esta es mi biblia”, explicó Ada sobre la bitácora que produce diariamente y donde anota el pesaje del ganado y otros detalles importantes para generar estadísticas que les proporcione información que ayude a mejorar la producción de leche.
La bitácora es parte de los procesos del Dairy Herd Improvement Association, una asociación que apoya a los productores de leche para gestionar registros sobre su ganado y ayudarlos en la toma de decisiones.
Sistema de riego
Han desarrollado un sistema de riego distribuido a través de las 145 cuerdas de terreno de la finca para que el ganado pueda abastecerse de agua en todo momento y la vegetación esté regada eficientemente.
Confección de alimento
Con el propósito de ser una finca autosuficiente, confeccionan el alimento para su ganado con todas las vitaminas necesarias para el cuidado de sus animales.
El futuro de la familia y la vaquería
Son muchas las metas que Ada y su familia han cumplido, pero están conscientes de que les faltan otras tantas más. Constantemente buscan cómo superarse y mejorar la producción. “Soy muy perfeccionista y me autoevalúo. Yo espero poder subsistir, poder mantenernos y que las cosas mejoren para entonces poder seguir creciendo y ver nuestro sueño realizarse”.
“Para que esta vaquería continúe por 50 años más tendría que tener amor, dedicación, esfuerzo y ayuda de las personas como Puerto Rico Farm Credit para poder seguir adelante”. Ada Nitza.
En Puerto Rico Farm Credit creemos en los agroempresarios como Ada que están determinados contra viento y marea para alcanzar sus metas y vencer los retos del camino. Descubre otros agricultores valientes, audaces y apasionados con el porvenir de la industria agrícola en #FarmerStrongPR.