Vivir 100 años es, de por sí, un gran acontecimiento para el ser humano. Lo es porque significa historia, resistencia, sabiduría, camino, legado y, muchas veces, inspiración.
Para una institución es también una hazaña. Un logro alcanzado gracias al compromiso de un equipo humano comprometido, que creyó y apoyó el proyecto que hoy deja como legado una historia y un proyecto futuro para el sector agrícola.
La determinación, el compromiso y la confianza llevaron a Puerto Rico Farm Credit a ser un referente para la agricultura local en estos 100 años cargados de retos, dificultades, desastres naturales que no se pueden prever ni controlar, pero que fueron abordados con fortaleza, resiliencia, solidaridad y determinación inquebrantable que dio paso a momentos de profunda satisfacción, victorias y frutos.
Sostenida en esa sabiduría centenaria, PRFC sigue proyectándose con vitalidad a ser un motor del futuro agrícola del país y celebra “100 años por 100 más impulsando el sueño agroboricua”.
“Una institución como Puerto Rico Farm Credit logra alcanzar 100 años de servicio atemperándose a los tiempos. Cumplimos con nuestra misión, atendiendo a los agricultores que son nuestra razón de ser, a través de una filosofía cooperativista nos aseguramos que el énfasis esté en ese agricultor”, resaltó su presidente ejecutivo, Ricardo Fernández.
La historia de PRFC se remonta 106 años atrás, cuando el Congreso de los Estados Unidos creó el sistema de Farm Credit, para proveer capital a los agricultores en todas sus jurisdicciones. Entonces, en Puerto Rico se solidificaba el desarrollo de las centrales azucareras, las haciendas de tabaco y de café. Por su relación en el intercambio de azúcar entre los puertos de San Juan y Baltimore, el Federal Land Bank de Baltimore abrió su primera sucursal en la isla en 1922. Ya en 1934, se establece como una sucursal bajo el nombre de Puerto Rico Production Credit Association. El respaldo de la institución a estos mercados en desarrollo fue significativo e indispensable durante su historia. En 1991 cambia su nombre a lo que hoy conocemos como Puerto Rico Farm Credit.
PRFC fue testigo y parte de los cambios radicales que enfrentó el sector agrícola con la industrialización, la falta de mano de obra en los campos y los planes de modernización por parte de distintas administraciones gubernamentales. La institución supo ajustarse y responder a las nuevas realidades, siempre del lado de las familias agroempresarias que lucharon por mantener sus fincas como su principal sustento.
“El agricultor se ha tenido que reinventar en estos 100 años y, de igual manera que ellos lo hacen, lo tenemos que hacer nosotros para continuar sirviendo a sus necesidades financieras”, comentó su presidente ejecutivo.
Hiram Cerezo, quien trabajo durante 34 años en PRFC, fue testigo. “Te puedo decir que la última central (azucarera) que se vendió en Puerto Rico, nosotros la financiamos”, relató el agrónomo y tasador de 85 años refiriéndose a la central San Francisco de Guayanilla. La memoria de don Hiram lo remonta hasta el desmoronamiento de esta industria azucarera, a los tiempos en que comenzó a formalizarse la industria lechera, a los préstamos de usura que ofrecía la banca privada y a la constante lucha de los agricultores por reformular sus estrategias para sobreponerse de las inclemencias del tiempo y las inconveniencias económicas.
Con orgullo, don Hiram recuerda el prestigio que los agentes de la entonces Puerto Rico Production Credit tenían en los pueblos que servían. Entonces, tenían oficinas a través de la isla a donde los agricultores llegaban para hacer sus solicitudes y sus pagos. “Yo descubrí que el 25% de ellos no sabía leer ni escribir, así que yo andaba con un ‘pad’ de coger huellas… era gente humilde, con un corazón bueno, sencillo… Uno era parte de ellos, porque dependían mucho de uno”, evocó.
El presidente ejecutivo de la organización, también agregó que esas características del agricultor puertorriqueño no han variado mucho. Destaca, sobre todo, el valor de la honestidad y su palabra honorable, porque “lo que dicen es lo que cumplen”. Por eso, le enorgullece servir a personas que se levantan todos los días orgullosas de alimentar al país.
“El agricultor…siempre ha sido muy fiel a nuestra institución”, coincidió, por su parte, Eddie Narváez Ortiz, quien se inició en PRFC en 1986 y laboró por 29 años hasta su retiro. Su experiencia dentro de la cooperativa es abundante. Tuvo oportunidad de trabajar en todas las etapas que requería la organización para otorgar préstamos. “Yo hacía inspecciones, las tasaciones, la entrevista, el análisis, y había unos tiempos que estuve para aprobar préstamos y también era el oficial del cierre”.
Ortiz aseguró que los agentes de la institución se caracterizan por su cercanía con los propietarios de los negocios agrícolas. Llegaban a las fincas, conocían las familias, sus situaciones personales y los retos que enfrentaban para salir adelante.
Esa conexión es parte de los valores del cooperativismo. Fijarse en el bienestar de sus socios y clientes, es un valor que está impregnado en el ADN de la institución financiera, sin dejar de lado la educación al agroempresario y el acompañamiento constante.
Este es el consenso entre exempleados, empleados, asesores y agricultores socios como el gerente de ventas, Héctor Aponte, quien resaltó que “Lo más importante es la orientación que le damos y la evaluación que hacemos de su negocio. Lo visitamos. Le buscamos alternativas”. Aponte es agrónomo y se unió a PRFC hace 30 años. Hoy lidera el equipo de ventas y celebra la fortaleza de cruzar generaciones financiando a las empresas agrícolas del país a lo largo de 100 años.
Se enorgullece de que la institución se haya distinguido a través de su historia por contar con un personal especializado, que conoce cómo operan los más de 22 sectores agrícolas a los que sirve actualmente. PRFC cuenta con agrónomos, contadores públicos y profesionales que llevan mucho tiempo en la industria. Su alto nivel de exigencia, la capacidad de innovación e inteligencia de negocios son también parte de la fórmula de su larga vida.
“El agricultor tiene que ser eficiente a nivel de campo y en el proceso de manufactura. Esa eficiencia y ese manejo de información, PRFC también lo provee con los profesionales adecuados, Yo creo que ese es el gran valor de PRFC, una mentoría especializada de mano a mano, donde se convierte en tu aliado para el desarrollo de tu negocio”, sostuvo Jorge Ramírez, fundador de AgroNegocios y aliado de la institución en el desarrollo de proyectos agroempresariales.
Hiram Guadalupe, asesor de la Junta de directores, hace otra distinción: el trato personalizado y humano que los oficiales de PRFC dan a sus clientes. “Eso establece una dinámica de relacionamiento distinto que hace más viable que estos agricultores mantengan sus producciones, crezcan y lleguen a la mesa de los puertorriqueños”.
Los miembros de ese organismo rector son hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos de agricultores cuyas empresas se desarrollaron, en parte, por la asesoría y el financiamiento de PRFC. Son, a su vez, expertos en los procesos de las industrias que representan y conocen de primera mano los retos y oportunidades presentes y futuras.
Con ese conocimiento, enriquecen la visión de la organización para impulsar y desarrollar la agroindustria puertorriqueña. “Eso produce que las decisiones sean mucho más certeras, no solo en beneficio de la estabilidad de PRFC, sino también de todos sus socios dueños, porque en el modelo cooperativista gana uno, ganan todos”, agregó Guadalupe.
Desde su experiencia, también comparte Héctor Santiago, productor de ornamentales y miembro de la Junta, que PRFC habla el idioma de los agricultores y conoce lo que constituye su labor de principio a fin. La institución ha sabido adaptarse y responder a sus socios frente a sequías, lluvias o huracanes. “Entienden que esto es parte de la ecuación dentro de la agricultura y saben cuán pronto necesitamos esa ayuda, por lo que agilizar esas líneas de crédito para poder tener ese capital operacional, es vital”, opinó Santiago.
En el legado generacional junto con la cooperativa está Ada Nitza Vélez, propietaria de Vaquería Prudo Vélez Hijas en Arecibo. Al hablar de su relación con PRFC, Vélez se desborda en agradecimiento. “Mi papá comenzó y, por más de 30 años, PRFC estuvo, y conmigo lleva 22 años. Así que gran parte de esos años PRFC ha estado con nosotros. Es un orgullo para mí saber que llegan a 100 años y espero que continúen ahí porque hacen mucha falta para nosotros los agricultores”, expresó Vélez. Mientras que, para Santiago, PRFC ha mostrado una trayectoria increíble, pues no solo ha ayudado a las industrias agrícolas a formarse, sino a levantarse y a mantenerse.
Con la mirada puesta en el futuro, el presidente Ejecutivo aseguró que la institución seguirá buscando su transformación siempre para servir mejor a los agricultores y contribuir a la meta común de alcanzar la seguridad alimentaria que el país necesita, “porque estamos nutriendo el pueblo, no solo con alimento, sino también llevando el desarrollo a las áreas rurales”
“Yo felicito a los bravos que todavía están en esto. Están trabajando por el bien de las personas más importantes en el país, que son los agricultores. Porque sin agricultura no hay comida”, concluyó don Hiram notoriamente orgulloso del apoyo que brinda PRFC al sector agrícola del país.