“Esto empezó como un sueño, como se llama”.
Miriam Ramírez vivía frente a las cámaras de la televisión local y entre las cabinas de una estación de radio. Su esposo Jesús Fernando Quiñones se desenvolvía igualmente en la industria de la comunicación como camarógrafo de Univisión – canal en donde ambos trabajaron juntos. En busca de un cambio y para vivir más tranquilos, los comunicadores decidieron renovar el rumbo de sus rutinas.
“Yo pienso que cada cual tiene un ciclo en la vida. A nuestro ciclo en el periodismo, le pusimos pausa; y queríamos volver a la zona de donde somos, él era de Yauco y yo, de Cabo Rojo. Y establecimos aquí la finca Los Sueños Farm con la idea, obviamente, de estar tranquilos y dedicarnos a la tierra. ¿Qué más bondadoso que bregar con la tierra?“, contó la ex reportera.
La periodista describe el cambio de las cámaras a la finca como uno del cielo a la tierra. “Allá yo estaba con las mejores telas, toda vestida muy bien y no me ensuciaba. Ahora tengo las manos sucias a cada rato, pero me encanta estar así. Son dos carreras totalmente distintas, pero en ambas tienes que tener compromiso“.
Un sueño compartido
Los Sueños Farm es una finca productora principalmente de heno y parcha, localizada en el barrio Sabana Yegua en Lajas. Este sueño agrícola comenzó en el 2003, cuando, desde su espacio, la pareja buscaba aportar a la agricultura de la Isla.
“Se vale soñar y a mí me gusta soñar bien alto. Por que en la manera en que tú sueñas alto, tú luchas hasta más no poder para alcanzarlo. Si no lo intentas, ¿cómo uno sabe que uno no puede lograrlo? Hay que intentarlo siempre, y por eso hay que soñar alto; por eso se llama así: Los Sueños Farm”.
El sueño que inició compartido enfrentó la inestabilidad con la muerte repentina de Jesús Fernando en el 2010. La determinación, el compromiso y la valentía de Miriam para con la tierra y sus 2 hijos mantiene el sueño a flote ante los retos del camino.
Los retos de un sueño
“Unos minutos más de viento, y lo hubiese perdido“, relató Miriam mientras recordaba el paso del huracán María durante el 20 de septiembre de 2017.
Miriam, la madre de Fabiola y Marcos, escuchaba desde su hogar las grandes puertas del hangar mientras abrían y cerraban por el viento de más de 150mph. Intentó colocar un vagón frente a las puertas del hangar y en este proceso se cuestionó: ¿qué haces aquí? Vete para tu casa con tus hijos. “Me fui para mi casa, y que sea lo que Dios quiera”, pensó.
El hangar y unos vagones de heno se vieron completamente afectados. “Se viraron tres vagones, y uno de ellos perdió todo el fondo así que tuve que eliminarlo”. A pesar de los fuertes vientos, la clave para Los Sueños Farm fue la preparación.
“Afortunadamente, me preparé. Compré diésel, compré gasolina, y mis equipos estaban todos al día porque sabía que no se pintaba bien. Eso me ayudó muchísimo: haberme preparado. De lo contrario, hubiese sido mucho más difícil todavía”, narró.
Aún así el proceso de recuperación fue un trabajo arduo que duró varios meses. La producción de heno se tuvo que comenzar puesto que se había perdido por las largas lluvias. “Uno tiene que batallar con eso en la agricultura: con el mal tiempo, con las sequías que son muy prolongadas o prolongados momentos de lluvia”, expresó.
Un reto constante que ha enfrentado Miriam, y otros agricultores en la Isla, es la falta de empleados. “Lo que pasa es que hemos estado sufriendo, desde antes de María, de una falta de empleados – de mano de obra”. Esta situación convierte las tareas que pudieran durar unas horas, en labores de dos o tres días. “Antes llenaba 3 vagones en un día, ahora lleno dos, de milagro”.
A pesar de que en el camino han surgido distintos contratiempos, estos no detienen a Miriam, quien anda decidida a dirigir el tractor de Los Sueños Farm hacia adelante.
Cosechas de un sueño
La producción principal de Los Sueños Farm es el heno, específicamente la hierba pangola y el pajón. Este heno crece cada 45 días – dependiendo de la abundancia de agua – se corta, se deja secar de 3 a 4 días, y luego se empaca, se coloca dentro de vagones y se vende. Usualmente, este proceso se lleva acabo por 4 o 6 empleados quienes acomodan 540 pacas de heno por vagón.
Las cosechas de la agricultora soñadora no terminan aquí. Al contrario, se han extendido a la parcha, la miel, los huevos, y otros. De la misma forma en que el nombre de la finca surgió por un propósito, las cosechas también guardan nombres significativos.
“Los nombres deben tener sentido”
Pensando en el valor de los nombres, Miriam nombró sus otras cosechas bajo Huevos Felices, Parcha Brava y Reina Soñadora.
Huevos Felices
En la finca solía haber más de 130 gallinas ponedoras. Estaban libres, y comían alimento orgánico. Miriam pintaba una carita feliz en cada uno de los huevos. “No hay nada mejor, dime tú, que te levantes cansado o que tengas que ir a trabajar, pero veas ese huevito con una carita feliz. Dime si no te va a sacar una sonrisa”, expresó.
Parcha Brava
Con casi 2 cuerdas de enredaderas, opciones para diversificar su producto, e ideas de valor añadido, Miriam levanta esta producción de parcha. “El nombre de Parcha Brava: por que aquí somos bravos. Aquí no nos quitamos. Aquí hacemos de tripas corazones, como uno dice, para aportar en la agricultura y mantener a nuestras familias”, confirmó.
Reina Soñadora
Considerando que la parcha necesitaba polinizadores, pensó que las abejas eran una maravillosa opción. Miriam, quien es apicultora desde hace 3 años, tiene más de 20 cajas del “sector más unido que hay en el mundo: las abejas”. Produce miel del país, poliniza las parchas y protege a este insecto de color negro y amarillo.
Agroempresaria soñadora
La agroempresaria recuerda cómo, cuando comenzó a realizar su sueño, algunas personas pensaban que no venía muy en serio con la agricultura. “Al principio, en lo que me conocían, pues pensaban: ‘ah, ella viene a figurear o algo por el estilo”.
Sus más de 10 años de esfuerzo y determinación para hacer su sueño realidad han cambiado la perspectiva de muchos. “Ahora mismo, ningún hombre puede decir nada que no sea: ‘Ay, Díos mío, ahora yo tengo que ponerme para mi número para igualar a esta mujer, porque a esta mujer no hay quién la pare“, comentó acompañada de una risa contagiosa.
El futuro de un sueño
Siempre y cuando se trabaje arduamente por lo que uno quiere, se logrará la meta trazada. “Está prohibido decir ‘no se puede“. La meta para Los Sueños Farm es muy clara: continuar. “Esto es un sueño que nunca va a acabar”, puntualizó Miriam, también fundadora y locutora de una emisora radial en línea.
El sueño continúa con el apoyo de sus hijos, Fabiola de 14 años y Marcos, de 9 años – quien también es apicultor tras tomar unos cursos en el Servicio de Extensión Agrícola. “Yo tengo mucha fe en mí, y estaremos luchando por mis hijos, por mí, por mi finca y por mis empleados, hasta que Dios quiera”.
Apoyo a los sueños agrícolas
Miriam agradece el apoyo incomparable que le ha brindado el equipo de Puerto Rico Farm Credit. “Yo nunca [había] tenido un banco que realmente esté al pendiente; venga su personal y te diga: ‘¿en qué te podemos ayudar?’, y te den opciones”.
En Puerto Rico Farm Credit buscamos ser un eslabón clave para hacer realidad los sueños agrícolas de los puertorriqueños. Te invitamos a que, de igual forma, apoyes los sueños de nuestros valientes que a diario hacen todo por el porvenir de la industria.