Ubicados en un área reconocida por su abundancia natural, rodeada por el verde esplendor y las flores, está la Granja Asomante. Allí fuimos testigos de la historia de una familia dedicada a la noble labor de la avicultura. Desde sus inicios este centro avícola ha sido un hogar lleno de tradición, esfuerzo y amor por el campo que trasciende generaciones. Un amor que superó la tentación de irse a otro lugar o de realizar una vida en la ciudad.
El movimiento dentro de una granja avícola nunca cesa. Desde antes del amanecer hasta entrada la noche, hay tareas que cumplir, pollitas que cuidar y una producción que mantener en óptimas condiciones. Granja Asomante, ubicada en el barrio Asomante de Aibonito, es un complejo de tres fincas. Esta dinámica incesante es el resultado de décadas de arduo trabajo y experiencia adquirida.
Robert Miller, conocido como “Bobby” por sus amigos, es el actual propietario de Asomante. Creció literalmente en esta granja administrada por sus padres en el año 1954. “Mis papás llegaron de Iowa en 1952 y adquirieron la finca. Empezaron la industria en el año 1954”, cuenta con orgullo. Desde muy pequeño, Robert participó en las labores del campo, ayudando a su padre y cultivando ese amor por la tierra que determinó su camino profesional.
“Siempre me gustaba la finca. No me gustaba estar en el pueblo. Me fui, estudié en Estados Unidos, y regresé para ayudar a mi padre hasta su retiro y adquirimos la finca”, nos dice Robert haciendo referencia a cuando ya asume la propiedad para su manejo.
La familia de Bobby se enamoró de la isla y fueron llegando poco a poco. Su tío, Stanley Miller, llegó a compartir su conocimiento para mejorar la producción de alimentos y fue pionero en la industria como fundador de To-Ricos, promoviendo una avicultura moderna y con escala comercial. No en vano, es recordado por su contribución a la prosperidad económica y sostenible en Puerto Rico. Murió orgulloso de hacerse llamar puertorriqueño.
Además del negocio avícola Bobby se apasionó por la horticultura. Siendo Aiboniteño, creció en un lugar frondoso, con una riqueza natural que parecería incalculable en una región conocida como “El jardín de Puerto Rico” y disfrutando cada verano del Festival de las Flores. Parecería inevitable que despertara su interés por las plantas.
Pero Bobby era consciente de que estas líneas de negocio requerían de un seguimiento las 24 horas y 7 días de la semana, y que asumir las dos no era viable, así que dio un paso al lado y dejó las ornamentales.
Una jornada larga, una vida plena
Con manos que han conocido la tierra desde niño, Robert ha dedicado su vida a honrar y expandir el legado familiar, convirtiendo Asomante en un ejemplo de innovación y excelencia dentro de la industria agrícola puertorriqueña.
Desde que asumió su posición como “el Patrón” en el año 1983, ha visto cómo la granja crecía de 45,000 a 100,000 gallinas, como un testamento de dedicación y entrega por el oficio.
Un día en Asomante comienza casi de madrugada, antes de cada amanecer. “Me levanto como a las 5 a.m. y estoy con los compañeros en la finca de producción hasta las 6 a.m.”, relata Robert. Luego, se dirige a los criaderos para supervisar el bienestar de las pollitas recién nacidas y asegurar que la producción de huevos se mantenga fluida para su procesamiento, Robert está en constante movimiento, un baile entre las exigencias del negocio, su familia, y el cuidado de la vida que prolifera en su granja.
Mientras su esposa Celines, gerente de la granja, se ocupa de la planta de procesamiento de huevos, Robert recorre las instalaciones, resolviendo imprevistos y tomando decisiones claves para optimizar la operación. “A veces salimos a las 5 o 6 de la tarde”, comenta sobre esas jornadas extenuantes pero gratificantes.
La señora Celines Collazo, parte vital de las operaciones y de la vida de Robert, cree que la clave para que todo funcione como un reloj es el trabajo en equipo, la comunicación y aprovechar la jornada directamente con los empleados, para entender y asumir las necesidades que surjan. Todos guiados por expertos en procedimientos de crianza y producción.
Es un ciclo de trabajo que comienza con la crianza cuidadosa de las pollitas, su traslado al rancho de postura para comenzar la producción de huevos, y finalmente, el procesamiento, empaque y distribución de estos. Es un ciclo continuo de vida y renovación lo que define a Asomante.
Contar con alguien que crea en lo que haces
El camino para llegar a donde están hoy ha estado lleno de desafíos. Desde enfrentar las fluctuaciones del mercado hasta superar las devastaciones naturales, Robert ha visto de todo en sus más de 40 años involucrado en esta industria. Sin embargo, en cada obstáculo, ha encontrado una oportunidad para aprender, adaptarse y crecer.
Con empeño, apoyo y los recursos adecuados, los Miller Collazo han podido sortear cada obstáculo. “Cuando estaban las cosas difíciles, Puerto Rico Farm Credit me dio capital para poder desarrollarme en el negocio”. Los préstamos le permitieron expandirse y hasta adquirir el molino con el que hoy garantiza la calidad y producción del alimento para las pollitas.
Esta firme alianza con Puerto Rico Farm Credit ha sido clave para el crecimiento de Asomante.
“Ellos te dan el apoyo durante y después de coger el financiamiento”, explica Celines. “Es el único banco que realmente apoya la agricultura”
Un futuro prometedor
Hoy, con una producción de 100,000 gallinas ponedoras y 3 ranchos en varias localidades, tienen la mirada puesta en el mañana. “Me gustaría hacer más ranchos de gallinas para ser más eficiente y extenderles la vida útil”, comparte Robert sobre sus planes de expansión.
En este nuevo capítulo, Puerto Rico Farm Credit seguirá siendo su aliado. El apoyo financiero que han adquirido impulsó el crecimiento de Asomante, permitiendo a Robert y a su familia mantener su negocio, innovar y adaptarse a los nuevos desafíos de la agricultura moderna.
“Sabemos que están ahí, que es una alternativa en caso de necesitar ayuda”, comenta Celines.
Para los futuros agroempresarios que sueñan con forjar un legado como el de Asomante, Robert les aconseja que traten de coger práctica. En los libros nada cambia, pero en el campo las cosas cambian todos los días, hay muchos retos que solo se resuelven con práctica.
Esa es precisamente la filosofía que ha guiado a generaciones de la familia Miller: estudiar, trabajar duro, enfrentar cada desafío con determinación y, sobre todo, conservar la pasión que los impulsó a iniciar esta travesía. Un día en Finca Asomante es una jornada épica de constante movimiento, pero también de propósito, herencia y la satisfacción de vida que da crear algo duradero.
En cada huevo producido, en cada pollita criada con cuidado, resuena el eco de una familia que ha dedicado su vida a la tierra, al trabajo honrado y al bienestar de su comunidad.
