Un canto da la bienvenida a un nuevo día en la finca Gonzalez Farm. Una finca que, como su propietario, Luis González Ortiz, respira pasión, tradición y resiliencia.
Cuando se piensa en la esencia de Puerto Rico, muchas imágenes vienen a la mente: playas de ensueño, música vibrante, y un rico legado cultural. Pero en el corazón de la isla, más allá de las luces de la ciudad y del ritmo del día a día, existe un alma campesina, fuerte y resiliente, que ha sostenido a la Isla a través de generaciones. Estos son puertorriqueños, quienes, con sus manos fuertes por el trabajo y sus corazones llenos de pasión, han cultivado la tierra y criado animales, asegurando que el pulso de Puerto Rico siga latiendo fuerte. Luis González Ortiz, propietario de Gonzalez Farm, es un testimonio viviente de ese espíritu indomable, y su historia es una inspiradora representación del papel crucial que los agricultores tienen en el desarrollo cultural y económico de Puerto Rico.
De niño a guardián de un legado
En las verdes colinas de Coamo, Puerto Rico, donde el sol y la lluvia danzan en una eterna sinfonía tropical, existe una granja que representa el trabajo de 3 generaciones unidas por un mismo sueño: criar pollos para el consumo local. En esta zona encontramos a Luis González Ortiz, su esposa, Yaribeth Hernández, y sus 3 hijos: Yoeliz Yarieth, Dylan Joel y Abdiel Joelun González Hernández. Un verdadero equipo que trabaja con pasión, tenacidad y amor por la avicultura.
Luis no es solo un productor de aves; es la personificación del espíritu agricultor de Puerto Rico. Trabajador incansable, responsable, conectado con sus aves, entendiendo cada canto, cada movimiento. Su constancia no es solo una cualidad, sino su filosofía de vida.
Su hospitalidad es legendaria. Quien haya visitado la finca Gonzalez Farm puede dar fe de la calidez con la que Luis recibe a cada visitante, mostrando con orgullo el fruto de su labor y su herencia, compartiendo anécdotas e historias que se entrelazan con las cuerdas en las que cría las aves que alimentan a Puerto Rico.
Pero lo que realmente distingue a Luis es su profundo entendimiento del papel que juega en la cadena alimentaria. No es solo el avicultor; es un eslabón vital en el proceso de llevar alimentos frescos y sanos que luego llegarán a las mesas de miles de familias boricuas. Esta responsabilidad lo lleva a ser extremadamente comprometido y ordenado en su labor, asegurando que cada ave crezca en un ambiente sano y libre de enfermedades.
El amor y el respeto que siente por sus animales es palpable. Trata a cada ave no solo como parte de su negocio, sino como un ser vivo que merece cuidado y consideración. Este respeto se extiende a su hogar y al medio ambiente que lo rodea. Luis es consciente de la huella que deja y se esfuerza por garantizar que su impacto sea positivo. También celebra contar con energía renovable, que favorece al medioambiente y protege sus tierras y operación.
Su familia, esposa e hijos, están comprometidos con la responsabilidad que implica llevar un legado heredado, el ser garantes de un negocio por el que se han sacrificado y con el que también han celebrado sus triunfos.
Su esposa, Yaribeth, es su roca, su mano derecha y como bien dice: es una entrega diaria en el trabajo, con la familia y en el matrimonio, “Pero para mí es sumamente importante ayudar a mi esposo a seguir”. Ella sabe que es mucho trabajo, desde las 6 de la mañana arranca la jornada, pero dice que su familia la inspira porque no lo ven como trabajo, lo ven como su vida, su diario vivir, y como tal, lo hacen con pasión.
Sus hijos Yoeliz, Dylan y Abdiel, muy jóvenes, pero con mentalidad madura, se unen a las palabras de sus padres, se sienten desde muy pequeños “honrados de seguir el legado y formar parte del trabajo de Gonzalez Farm”, como asegura Dylan. A lo que su hermana responde que “es un orgullo”.
Las decisiones en Gonzalez Farm no son tomadas a la ligera y tienen en cuenta a toda la familia. Desde la recepción del pollito hasta su entrega en el día 45 de vida, Luis está involucrado en cada paso, garantizando la calidad y frescura que caracterizan a sus productos para la tranquilidad de su cliente final.
Familia: el gran pilar de Gonzalez Farm
Desde que Luis era un niño, el sonido de las aves y el aroma de la tierra eran su despertar diario. “Mi vida en la finca es mi alma, es todo”, dice con una voz que transmite la conexión profunda que siente con cada rincón de ese terreno. Allí, sus padres le enseñaron el significado del trabajo duro y la dedicación.
“Ellos -sus padres- compraron la finca en los años 80 y construyeron lo que ahora es el corazón de nuestra producción. Y yo, con honor y con el apoyo incondicional de mi familia, he tomado la antorcha para continuar su legado”, comparte Luis.
La finca no es solo un lugar de trabajo; es un hogar. “El rol de mi familia aquí es vital”, dice Luis, “mi esposa, mis hijos… todos desempeñan un papel crucial en esta sinfonía de vida y trabajo. Mientras yo y mis hijos nos ocupamos de las labores más intensas del campo, mi esposa es el nexo que mantiene todo en orden desde la oficina”. Es esa cohesión y amor lo que hace de Gonzalez Farm un proyecto familiar único.
Por las nuevas generaciones
Con un anhelo de progreso, y el compromiso de continuar aumentando la producción avícola, en Gonzalez Farm se preparan para una próxima etapa de crecimiento, no solo de terreno, un crecimiento estratégico acorde con las necesidades de los consumidores y con el desarrollo de más líneas de productos, aprovechando su experiencia en avicultura y la implementación de nuevas tecnologías.
El sueño además es que una tercera generación pueda contar cómo dio continuidad a su legado, y que sean muchas más de 49 cuerdas de tierra para que tengan un impacto aún mayor en la economía local. Al aumentar la producción, se fortalece la cadena de suministro, se generan más empleos y reafirman su papel generacional como pilares en la comunidad agrícola de la Isla.
En cada paso futuro, saben que pueden contar con un aliado que los apoyará para seguir siendo un referente de compromiso, excelencia, sostenibilidad y la prosperidad de Puerto Rico.
Puerto Rico Farm Credit, el aliado
La relación entre Gonzalez Farm y Puerto Rico Farm Credit va más allá de lo profesional. “Cada vez que hablo con ellos, siento una conexión familiar. Siempre me atienden con amabilidad y sinceridad. Con su ayuda, hemos podido superar desafíos y seguir adelante”, comparte con gratitud.
Para las nuevas generaciones, Luis tiene un mensaje claro: “Que se atrevan, que no se quiten. Aquí en Puerto Rico, con esfuerzo y con el apoyo de entidades como Puerto Rico Farm Credit, es posible cumplir nuestros sueños”.
La avicultura es una labor que requiere constancia, dedicación y amor. En Gonzalez Farm, esas tres cualidades se reflejan en cada ave, en cada amanecer, y en la risa compartida de una familia. Es una historia de un niño que soñaba con seguir los pasos de sus padres, de un hombre que se convirtió en el eslabón principal de la cadena alimentaria de Puerto Rico y de una familia que, día a día, trabaja unida para llevar a cada hogar un producto fresco, sano y lleno de historia.
Con esperanza en el corazón y con la visión puesta en un futuro sostenible, Gonzalez Farm sigue adelante, escribiendo su historia con pasión, amor y dedicación. Porque, como bien dice Luis, “La vida en la finca… es todo”.