Para muchos, dar un giro profesional e irse al campo para trabajar una finca es un sueño.
Estas personas añoran estar cerca de la naturaleza y desean una relación más directa con los alimentos que comen. Betzaida Ortiz y Josefina Arce son hoy dos agroempresarias quienes en el 2008 convirtieron en realidad lo que tanto habían soñado al inaugurar Agroempresas Atabey en Santa Isabel. El nombre de este agronegocio honra a la diosa taína de la tierra y la fertilidad y su principal cosecha son los aguacates.
Preferencia por la frescura local
Hace un tiempo atrás, Josefina había notado que la cantidad de alimentos disponibles en los mercados eran importados. “Yo buscaba productos de aquí porque son más saludables y nutritivos —son más frescos— pero todo era de afuera”, recordó Josefina en entrevista para Puerto Rico Farm Credit. Darse cuenta de ello la llevó a interesarse más en la producción de alimentos en la isla.
Me preguntaba qué pasaría si por alguna razón la comida no podía llegar al país y me dispuse a cambiar esa realidad. Lo vi como un peligro. Era eso o irme a vivir a un país donde la comida fuera fresca. – Josefina Arce
Entre el círculo de amistades de Josefina se formó un grupo que también le preocupaba la situación alimentaria del país. Sin embargo, al final solo quedaron Josefina y Betzaida, quienes decidieron lanzarse a la aventura de comenzar su propia agroempresa.
Durante dos años, buscaron fincas que pudieran trabajar hasta que llegaron a una en Santa Isabel de 75 cuerdas incluyendo 22 cuerdas en producción de aguacate Butler. Supieron que habían llegado a la finca soñada, aunque fuese más grande de lo que habían visualizado.
Desde entonces se han introducido en el mercado con:
- Aguacates
- Calabazas
- Berenjenas
- Pepinillos
- Plátanos
- Calabacines
- Papayas
- Entre otros cultivos
Buscar soluciones para un negocio complicado
La agricultura trae múltiples retos. “No es solo cuidar de un árbol o planta, que es en lo que uno se enfoca cuando comienza”, afirmó Josefina. “Hay que trabajar también con el mercadeo de lo que se produce. La agroempresa requiere de muchas destrezas”, aclaró.
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Al principio, Betzaida y Josefina se enfocaron mayormente en la producción de la finca. Les surgió el problema de buscar a quién venderles la cosecha. Les tomaba mucho tiempo ir a los diferentes mercados y puntos de venta para vender sus productos; tiempo que preferían invertir en la finca. Por esta razón consiguieron carreros, lo que les daba la ventaja de venderle a una sola entidad que se encargaría de distribuir la cosecha.
Si tuviera que hacerlo todo otra vez, establecería primero a quién le iba a vender antes de comenzar. Es más eficiente uno ajustar la producción a la demanda. – Josefina Arce
Otros problemas mayores han sido causados por el huracán María, los terremotos del sur y la pandemia. “En el huracán se dañaron 900 árboles y perdimos un vivero”, recordó la socia de Agroempresas Atabey. No obstante, se han mantenido a flote gracias a su perseverancia y a la ayuda de los gobiernos estatales y federales, además de entidades como el World Central Kitchen, del chef José Andrés.
Tomar en cuenta las preferencias del consumidor
Un factor que complica más el asunto es el de la demanda del mercado y las preferencias del consumidor. El aguacate es un fruto que se da una vez al año, por tanto, las agroempresarias cultivan otras plantas y frutos en su terreno. Hay algunas cosechas que se dan muy bien, pero que no tienen mucha salida entre los consumidores.
“Me gustaría que el puertorriqueño ampliara su dieta. Podemos producir frutos como el calabacín espagueti o la pitahaya, pero hay que buscar la manera de que el consumidor los aprecie mejor”, afirmó Josefina.
“Si nos unimos los demás agricultores y agroempresarios, podríamos organizarnos mejor. Agendar quién cosecha qué y cuándo, y conseguir chefs para enseñarles a los consumidores cómo preparar recetas con cultivos locales menos conocidos”, comentó Josefina sobre un posible nuevo panorama.
La realidad de realizar un sueño
Aunque parezca utópico, establecer una empresa basada en la agricultura es un trabajo serio. Josefina y Betzaida son prueba de que el amor por lo que hacen es una parte importante, pero también hace falta compromiso y destrezas más allá de solo saber trabajar la tierra, que de por sí ya es un trabajo difícil. Nada que valga la pena es fácil. “Cada día te trae un reto diferente que debes resolver”, concluyó Josefina.
*Las imágenes utilizadas fueron recopiladas de las redes sociales de Agroempresas Atabey y World Central Kitchen.